Un joven chef que ha logrado destronar de la televisión a los otros chefs más popoulares del Reino Unido. Hablamos de James Oliver, o Jamie si lo prefiere, que con menos de 30 años ha llegado más lejos que cualquier otro.
Jamie Oliver nació en Essex, Inglaterra en 1975. Sus padres fueron, quizás, los culpables de su vocación temprana, debido al restaurant que regentaban, y en el que comenzó a ayudar desde pequeño.
A los 5 años, ayudaba en la cocina, lavando trastos y demás, por una mínima paga los fines de semana. Pero eso fue tan sólo el comienzo de una brillante carrera, que en veinte años, lo llevó hasta la cima del ambiente culinario.
Siendo un adolescente, lo contrataron en un restaurant local, y en pocas semanas, sustituyó al encargado de las ensaladas. A partir de ese momento, fue una carrera sin escala. Decidió irse a Londres a estudiar en el Westminster Catering College, donde aprendió a hacer pan y pastas con Antonio Carluccio.
Una carrera en vertiginoso ascenso
Trabajando como cocinero en uno de los tantos bares por los que anduvo, fue descubierto por un productor de televisión, quien lo pensó perfecto para su programa. Fue este el puntapié para una larga lista de programas televisivos y publicidades millonarias, que terminaron por afianzarlo en la fama mundial.
Condujo programas televisivos a partir del año 2000 y publicó unos cuántos libros de cocina. Otro de sus proyectos es un restaurante solidario llamado “Fifteen”. Ubicado en uno de los barrios más lujosos de Londres, allí enseña el arte culinario a jóvenes en condición de riesgo y precariedad.
Como si todo esto fuera poco, Jamie también tiene tiempo para ejercer como asesor culinario en dos restaurantes de Londres y Tokio.
Cuestión de principios
Otro hecho trascendental en su vida fue haber ganado una demanda contra el monstruo de la comida rápida McDonald’s. demostró que la compañía mediante un lavado, utiliza aquellos trozos de la res que no son para nada permitidas al consumo humano.
Su filosofía de cocina se basa en “divertirse, probar y equivocarse”, y en “desnudar la comida hasta sus elementos esenciales”. Este es el secreto que da Jamie para agasajar el paladar, un cocinero apasionado de las hierbas aromáticas y las especias.